Las Quebradas – Molinicos
La etapa ocho se inicia en las Quebradas. De la carretera asfaltada que nos trajo en la etapa anterior desde Yeste, surge a mano izquierda una pista que hemos de seguir. A continuación, una fuente y una pequeña explanada junto a la casa situada a más altura del pueblo. Junto a ella sale, tras cruzar el barranco, a mano izquierda, el camino de ascenso al Balcón de Pilatos, que es una pista antigua, poco usada y casi invadida por la vegetación. A unos doscientos metros, la pista finaliza en una zona de juncos y a mano izquierda se inicia la senda. El arroyo queda a la derecha. Es preciso prestar atención, ya que está algo perdida.
Doscientos metros más adelante, la senda hace un giro a la derecha y cruza el barranco, dejándolo a la izquierda y separándose de él. Prestar atención, ya que es fácil confundirse siguiendo junto al barranco. A partir de este momento, la senda se ve más clara y es fácil de seguir. Cuando hemos ascendido algo menos de kilómetro y medio, llegamos al Balcón de Pilatos. Girándonos, atrás la vista es impresionante: las Quebradas abajo, un bosque inmenso, los picos se superponen unos a otros, se vislumbra a lo lejos el pantano de la Fuensanta, la ermita de San Bartolomé sobre Yeste, la bruma va difuminando las sierras más lejanas.
Una vez reposado y disfrutado en el Balcón de Pilatos, en la parte más baja del collado, encontramos un montón de piedras y desde allí surge una senda que desciende buscando el arroyo, que baja a nuestra derecha y que cruzaremos en dos ocasiones, situándonos a uno y otro lado del mismo. El camino es a veces pedregoso y de fuerte pendiente. Enseguida se convierte en un camino ancho. En unos 450 metros desde el Balcón de Pilatos, cruzamos sobre la pista el arroyo de La Celada. Poco antes por la izquierda, se une al nuestro otro camino. La pista se ha hecho muy cómoda. A continuación, a la izquierda una valla y unos palés que parecen ser un cargadero de reses.
A unos novecientos metros desde el cruce del arroyo de la Celada, el Cortijo de Segundo queda a la derecha. El trazado original del sendero, nos invita a dejar aquí la pista, cruzar el arroyo, llegar al cortijo y seguir por la pista que surge frente a él. Es una opción, pero si continuamos por la pista que llevamos, dejando el arroyo a nuestra derecha, en algo más de un kilómetro esta segunda opción se une con el trazado original. Queda al libre albedrío del caminante visitar o no el cortijo. Nosotros elegimos no molestar a sus habitantes.
En unos cien metros, encontramos una bifurcación: seguiremos por la derecha que desciende junto al arroyo, disfrutando del rumor de sus aguas. Es una pista muy cómoda, en continuo descenso, rodeada de frondosa vegetación y agradable sombra. En medio kilómetro, cruzamos el arroyo de la Celada, que queda a nuestra izquierda. En unos cuatrocientos metros, llegamos a una bifurcación: el de la izquierda nos llevaría a Mesones, seguimos el de la derecha, que asciende. En unos 150 metros llegamos al carril que viene del arroyo de la Celada (la opción del trazado original que mencionamos). Seguimos hacia la izquierda. Llevamos unos cuatro kilómetros recorridos.
La pista transcurre plácidamente por la ladera de la Sierra del Cujón, abajo a la izquierda se sitúa el valle del río Mundo, a cuyas aguas se vierten las del arroyo de la Celada, junto a la aldea de Mesones, de la que tenemos unas buenas vistas. El trazado original continuaba, al llevar unos diez kilómetros, por a la carretera CM-412, que seguimos hacia la derecha. Hemos de caminar por ella durante dos kilómetros y medio, cuando de ésta sale por la derecha la carretera A-10, que tomaremos. En medio kilómetro llegamos a un cruce de carreteras: seguimos por la derecha en dirección a El Pardal, donde recomendamos reposar en el bar de Mari.
Nosotros, a instancias de la Directora del Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima, vamos a abandonar –unos trescientos cincuenta metros antes de llegar a la carretera CM-412- la pista para ascender por una senda, semiperdida pero bien marcada, que surge a la derecha y que, tras ascender medio kilómetro nos lleva a la pista forestal que viene del Pico del Guijón. La seguiremos hacia la izquierda. En setecientos cincuenta metros, otra pista se une a la nuestra por la derecha. Un kilómetro más adelante, llegamos a una bifurcación, que seguiremos hacia la derecha. La de la izquierda asciende hacia una construcción. Trescientos metros más adelante, abandonamos la pista por una senda que surge a la derecha y que desciende hacia El Pardal, donde llegaremos en unos doscientos cincuenta metros.
Desde el mirador del Pardal, seguimos la carretera dirigiéndonos a la parte baja del pueblo. En algo más de doscientos metros desde la última casa, llegamos a una pista que tomamos hacia la izquierda, junto a una arqueta de riego. También ofrecemos la posibilidad de bajar menos rápidamente, entre los huertos. En este punto se unen las dos opciones. Enseguida cruzamos el arroyo de Zarzalejo o de Cañada de Morote. En algo más de cien metros, llegamos a una bifurcación junto a una balsa de riego. Seguimos por la derecha. En otros ochenta metros, abandonamos el carril en una curva que hace a la derecha. Seguimos un camino ancho, por la izquierda, junto a una arqueta de riego, por la que seguiría el trazado antiguo, junto a la acequia.
En cien metros abandonamos el camino ancho, por la izquierda para cruzar el arroyo de La Cuerda, tras bajar una fuerte pendiente. Encontramos una arqueta de riego a mano derecha. El camino está perdido, totalmente invadido por la vegetación. Llevamos la acequia a nuestra derecha. En unos ciento cuenta metros desde el arroyo, encontramos la Fuente del Boquerón. En cien metros, junto a unas rocas conocidas como las Tajoneras, la senda se aclara, aunque en algún punto se pierda invadida por las zarzas. Seiscientos cincuenta metros después de las Tajoneras, llegamos a la fuente de la Cañada de Morote. La aldea queda abajo.
Llevamos más de quince kilómetros y es muy agradable encontrar este paraje, con su fuente de tres caños para refrescarnos, una balsa, la vieja escuela y abajo la aldea abandonada. Llegamos a un carril asfaltado que seguimos a mano derecha, dejando la fuente a la izquierda. Un kilómetro más adelante, llegamos a la carretera A-9 y la seguimos hacia la derecha durante unos escasos cien metros. La abandonamos por una pista que surge a mano izquierda. La aldea de Las Hoyas queda a la derecha. La pista transita entre tierras de labor, monte y campos de almendros sucesivamente.
Caminamos por la pista unos dos kilómetros desde la carretera, hasta que la abandonamos por la izquierda, siguiendo un camino ancho, dejando dos pinos viejos a nuestra derecha. Cuando éste llega a un campo de almendros, en unos noventa metros, cruzamos el campo de almendros en lugar de seguir el camino que gira a la izquierda. Al acabar el campo de almendros, descendemos bruscamente. En unos doscientos metros no se ve senda alguna; hemos de seguir paralelos al barranco, descendiendo en su misma dirección sin bajar a él. Aparece entonces la senda y la seguimos durante unos 350 metros.
También podemos hacer una variante para evitar cruzar el campo de almendros y el monte hasta que aparece la senda: Seguimos por el camino que traíamos desde la carretera. En doscientos metros, del camino principal sale otro a la derecha, que obviamos. En algo más de doscientos metros lo abandonamos por la izquierda (si siguiéramos por él, llegaríamos a El Sitio, donde se sitúan las antenas sobre Molinicos). Nos dirigimos hacia el barranco zigzagueando y en medio kilómetro llegamos a la senda reconocible mencionada antes.
Entonces giramos hacia la izquierda para vadear el barranco del arroyo de los Vallejos, junto a una balsa de riego. Dejando el arroyo a nuestra derecha, seguimos la acequia descendiendo, aunque el trazado original estaba junto al arroyo. En doscientos cincuenta metros desde la balsa de riego, cruzamos el arroyo del Zarzalejo o de Cañada Morote y ascendemos hasta la carretera A-10, dejando la Serrería de Pedro, una casa vieja, a nuestra derecha. A continuación pasamos por un pequeño túnel escavado en la roca.
La carretera deja a la derecha un profundo barranco, el de Cuevas Negras. El barranco nace en las losas del Pardal, a 14 kilómetros de aquí, y es el que abastece de aguas perpetuas a Molinicos. En su cauce se instalaron diferentes industrias, tanto serrerías como molinos (éstas últimas le dieron el nombre al pueblo). Cuando hemos recorrido unos 450 metros por la carretera, abandonamos ésta junto a la primera casa del pueblo, por un camino antiguo de piedra, dirigiéndonos a la caseta de la telefónica, giramos hacia la izquierda y callejeamos hasta llegar a la plaza del ayuntamiento, donde damos por finalizada nuestra etapa.
Distancia: 20,85 Km
Ascenso acumulado: 450 m
Descenso acumulado: 645 m
Cota mínima/máxima: 848 / 1391
Doscientos metros más adelante, la senda hace un giro a la derecha y cruza el barranco, dejándolo a la izquierda y separándose de él. Prestar atención, ya que es fácil confundirse siguiendo junto al barranco. A partir de este momento, la senda se ve más clara y es fácil de seguir. Cuando hemos ascendido algo menos de kilómetro y medio, llegamos al Balcón de Pilatos. Girándonos, atrás la vista es impresionante: las Quebradas abajo, un bosque inmenso, los picos se superponen unos a otros, se vislumbra a lo lejos el pantano de la Fuensanta, la ermita de San Bartolomé sobre Yeste, la bruma va difuminando las sierras más lejanas.
Una vez reposado y disfrutado en el Balcón de Pilatos, en la parte más baja del collado, encontramos un montón de piedras y desde allí surge una senda que desciende buscando el arroyo, que baja a nuestra derecha y que cruzaremos en dos ocasiones, situándonos a uno y otro lado del mismo. El camino es a veces pedregoso y de fuerte pendiente. Enseguida se convierte en un camino ancho. En unos 450 metros desde el Balcón de Pilatos, cruzamos sobre la pista el arroyo de La Celada. Poco antes por la izquierda, se une al nuestro otro camino. La pista se ha hecho muy cómoda. A continuación, a la izquierda una valla y unos palés que parecen ser un cargadero de reses.
A unos novecientos metros desde el cruce del arroyo de la Celada, el Cortijo de Segundo queda a la derecha. El trazado original del sendero, nos invita a dejar aquí la pista, cruzar el arroyo, llegar al cortijo y seguir por la pista que surge frente a él. Es una opción, pero si continuamos por la pista que llevamos, dejando el arroyo a nuestra derecha, en algo más de un kilómetro esta segunda opción se une con el trazado original. Queda al libre albedrío del caminante visitar o no el cortijo. Nosotros elegimos no molestar a sus habitantes.
En unos cien metros, encontramos una bifurcación: seguiremos por la derecha que desciende junto al arroyo, disfrutando del rumor de sus aguas. Es una pista muy cómoda, en continuo descenso, rodeada de frondosa vegetación y agradable sombra. En medio kilómetro, cruzamos el arroyo de la Celada, que queda a nuestra izquierda. En unos cuatrocientos metros, llegamos a una bifurcación: el de la izquierda nos llevaría a Mesones, seguimos el de la derecha, que asciende. En unos 150 metros llegamos al carril que viene del arroyo de la Celada (la opción del trazado original que mencionamos). Seguimos hacia la izquierda. Llevamos unos cuatro kilómetros recorridos.
La pista transcurre plácidamente por la ladera de la Sierra del Cujón, abajo a la izquierda se sitúa el valle del río Mundo, a cuyas aguas se vierten las del arroyo de la Celada, junto a la aldea de Mesones, de la que tenemos unas buenas vistas. El trazado original continuaba, al llevar unos diez kilómetros, por a la carretera CM-412, que seguimos hacia la derecha. Hemos de caminar por ella durante dos kilómetros y medio, cuando de ésta sale por la derecha la carretera A-10, que tomaremos. En medio kilómetro llegamos a un cruce de carreteras: seguimos por la derecha en dirección a El Pardal, donde recomendamos reposar en el bar de Mari.
Nosotros, a instancias de la Directora del Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima, vamos a abandonar –unos trescientos cincuenta metros antes de llegar a la carretera CM-412- la pista para ascender por una senda, semiperdida pero bien marcada, que surge a la derecha y que, tras ascender medio kilómetro nos lleva a la pista forestal que viene del Pico del Guijón. La seguiremos hacia la izquierda. En setecientos cincuenta metros, otra pista se une a la nuestra por la derecha. Un kilómetro más adelante, llegamos a una bifurcación, que seguiremos hacia la derecha. La de la izquierda asciende hacia una construcción. Trescientos metros más adelante, abandonamos la pista por una senda que surge a la derecha y que desciende hacia El Pardal, donde llegaremos en unos doscientos cincuenta metros.
Desde el mirador del Pardal, seguimos la carretera dirigiéndonos a la parte baja del pueblo. En algo más de doscientos metros desde la última casa, llegamos a una pista que tomamos hacia la izquierda, junto a una arqueta de riego. También ofrecemos la posibilidad de bajar menos rápidamente, entre los huertos. En este punto se unen las dos opciones. Enseguida cruzamos el arroyo de Zarzalejo o de Cañada de Morote. En algo más de cien metros, llegamos a una bifurcación junto a una balsa de riego. Seguimos por la derecha. En otros ochenta metros, abandonamos el carril en una curva que hace a la derecha. Seguimos un camino ancho, por la izquierda, junto a una arqueta de riego, por la que seguiría el trazado antiguo, junto a la acequia.
En cien metros abandonamos el camino ancho, por la izquierda para cruzar el arroyo de La Cuerda, tras bajar una fuerte pendiente. Encontramos una arqueta de riego a mano derecha. El camino está perdido, totalmente invadido por la vegetación. Llevamos la acequia a nuestra derecha. En unos ciento cuenta metros desde el arroyo, encontramos la Fuente del Boquerón. En cien metros, junto a unas rocas conocidas como las Tajoneras, la senda se aclara, aunque en algún punto se pierda invadida por las zarzas. Seiscientos cincuenta metros después de las Tajoneras, llegamos a la fuente de la Cañada de Morote. La aldea queda abajo.
Llevamos más de quince kilómetros y es muy agradable encontrar este paraje, con su fuente de tres caños para refrescarnos, una balsa, la vieja escuela y abajo la aldea abandonada. Llegamos a un carril asfaltado que seguimos a mano derecha, dejando la fuente a la izquierda. Un kilómetro más adelante, llegamos a la carretera A-9 y la seguimos hacia la derecha durante unos escasos cien metros. La abandonamos por una pista que surge a mano izquierda. La aldea de Las Hoyas queda a la derecha. La pista transita entre tierras de labor, monte y campos de almendros sucesivamente.
Caminamos por la pista unos dos kilómetros desde la carretera, hasta que la abandonamos por la izquierda, siguiendo un camino ancho, dejando dos pinos viejos a nuestra derecha. Cuando éste llega a un campo de almendros, en unos noventa metros, cruzamos el campo de almendros en lugar de seguir el camino que gira a la izquierda. Al acabar el campo de almendros, descendemos bruscamente. En unos doscientos metros no se ve senda alguna; hemos de seguir paralelos al barranco, descendiendo en su misma dirección sin bajar a él. Aparece entonces la senda y la seguimos durante unos 350 metros.
También podemos hacer una variante para evitar cruzar el campo de almendros y el monte hasta que aparece la senda: Seguimos por el camino que traíamos desde la carretera. En doscientos metros, del camino principal sale otro a la derecha, que obviamos. En algo más de doscientos metros lo abandonamos por la izquierda (si siguiéramos por él, llegaríamos a El Sitio, donde se sitúan las antenas sobre Molinicos). Nos dirigimos hacia el barranco zigzagueando y en medio kilómetro llegamos a la senda reconocible mencionada antes.
Entonces giramos hacia la izquierda para vadear el barranco del arroyo de los Vallejos, junto a una balsa de riego. Dejando el arroyo a nuestra derecha, seguimos la acequia descendiendo, aunque el trazado original estaba junto al arroyo. En doscientos cincuenta metros desde la balsa de riego, cruzamos el arroyo del Zarzalejo o de Cañada Morote y ascendemos hasta la carretera A-10, dejando la Serrería de Pedro, una casa vieja, a nuestra derecha. A continuación pasamos por un pequeño túnel escavado en la roca.
La carretera deja a la derecha un profundo barranco, el de Cuevas Negras. El barranco nace en las losas del Pardal, a 14 kilómetros de aquí, y es el que abastece de aguas perpetuas a Molinicos. En su cauce se instalaron diferentes industrias, tanto serrerías como molinos (éstas últimas le dieron el nombre al pueblo). Cuando hemos recorrido unos 450 metros por la carretera, abandonamos ésta junto a la primera casa del pueblo, por un camino antiguo de piedra, dirigiéndonos a la caseta de la telefónica, giramos hacia la izquierda y callejeamos hasta llegar a la plaza del ayuntamiento, donde damos por finalizada nuestra etapa.
Distancia: 20,85 Km
Ascenso acumulado: 450 m
Descenso acumulado: 645 m
Cota mínima/máxima: 848 / 1391